martes, noviembre 12

Cómo el envase de un medicamento ayuda a cuidar la salud de todos y la del planeta | Sociedad

Aunque muchos lo desconozcan, el envase cumple una función esencial en los medicamentos. Por un lado, preserva sus propiedades y cualidades. A su vez, protege la salud del usuario porque le aporta la información necesaria para que lo utilice y lo conserve de forma adecuada. Lo hace mediante los pictogramas, símbolos y siglas que aparecen en el envoltorio exterior, en el que el diseño juega un papel importante. A través de estos iconos, el paciente conoce datos muy útiles sobre la medicina que tiene entre sus manos: cuál es el principio activo, su forma farmacéutica y vía de administración, qué advertencias o precauciones debe tener en cuenta antes de su uso, si puede afectar a su capacidad de conducción, la fecha de caducidad…

El envase también garantiza la trazabilidad del medicamento y, por tanto, que su procedencia es legítima. Así salvaguarda al consumidor frente a posibles falsificaciones. Aquellos fármacos que solo pueden adquirirse mediante receta médica cuentan con dos dispositivos de seguridad, cuya función es la de prevenir cualquier falsificación. Se trata de un identificador único que se denomina Datamatrix –muy parecido a un código QR y que es distinto en cada recipiente– y de un precinto que certifica que no ha sido manipulado antes de su venta en la farmacia.

Otro de los distintivos que aparecen en los envoltorios es el del Símbolo SIGRE, identificado con una flecha que conforma un círculo abierto y rodea una cruz verde. Este icono acredita que tanto los envases como los restos de medicinas que puedan contener van a recibir un tratamiento medioambiental adecuado, una vez que el ciudadano los deposita en alguno de los Puntos SIGRE repartidos en las más de 22.100 farmacias de toda España.

El envase cumple una función esencial en los medicamentos. No solo preserva sus propiedades, también protege la salud del usuario, aportándole la información necesaria para que lo utilice. EXTREME-PHOTOGRAPHER (Getty Images)

Es en estos contenedores blancos, identificados con la cruz verde rodeada por el círculo abierto, donde se deben acercar los medicamentos que han caducado o que se encuentran en mal estado de conservación, sus envases y prospectos, así como aquellos que ya no necesitamos tras finalizar el tratamiento. De hecho, las indicaciones de todos los fármacos autorizados en España por las autoridades sanitarias ya advierten de que “no se deben tirar por los desagües ni a la basura”. Y recuerdan que el lugar adecuado para depositarlos es el Punto SIGRE.

Ante cualquier duda, los farmacéuticos pueden asesorar e informar a los ciudadanos sobre el uso de este sistema de recogida circular. Sus beneficios son numerosos, ya que permite un correcto tratamiento medioambiental de estos productos y se fomenta la revisión periódica de los botiquines, lo que reduce la automedicación incontrolada y redunda en el buen uso del medicamento.

Un proceso complejo

SIGRE contribuye, además, a que la industria farmacéutica avance hacia un packaging más respetuoso con el entorno y reduzca su huella ecológica. Lo hace a través de los Planes Empresariales de Prevención y Ecodiseño (PEPE), algo que no es sencillo ya que las medicinas y sus envases están sometidas a requisitos legales y técnicos muy estrictos para garantizar la salud pública. La UE admite que el 80% de los impactos ambientales de los productos se determinan en su fase de diseño.

Pese a que el proceso es complicado, el esfuerzo de las compañías farmacéuticas permite que cada año se pongan en el mercado español millones de fármacos con algún tipo de mejora ambiental en su envase. Algunas de estas medidas se concretan en embalajes más pequeños y ligeros, elaborados con materiales de menor impacto medioambiental y menos impresión en las etiquetas. El resultado es que hoy, un tercio de los medicamentos que se comercializan en España cuentan con algunas de estas mejoras medioambientales en sus envoltorios.

Desde el año 2000, cuando SIGRE empezó a dar sus primeros pasos, se han puesto en marcha ocho planes trienales de prevención para ayudar a la industria a que sus envases sean cada vez más ecológicos y sostenibles. Durante este tiempo, las compañías farmacéuticas han aplicado más de 3.200 iniciativas de ecodiseño. Son soluciones muy duraderas porque se incorporan a nuevos formatos que se comercializarán a lo largo de las próximas décadas. Así, se multiplican los ahorros en las materias primas y en la energía que se necesita para su producción, transporte y posterior gestión medioambiental de los residuos.

SIGRE contribuye a que la industria farmacéutica avance hacia un ‘packaging’ más respetuoso con el entorno y reduzca su huella ecológica.

En 2017, SIGRE también creó la primera web específica sobre ecodiseño en envases farmacéuticos para mostrar al sector, de forma sencilla y didáctica, cómo aplicar esta metodología de trabajo que promueve la eficiencia energética, la minimización en la producción de desechos y la economía circular a través del reciclado. Otras herramientas impulsadas por SIGRE para avanzar en este terreno son la Guía Práctica de Ecodiseño en Envases Farmacéuticos, la Guía Técnica de Ecodiseño y la publicación de cinco catálogos con las principales iniciativas de prevención y ecodiseño que han aplicado en los últimos años. Un sistema eficaz para divulgar el esfuerzo, el compromiso y la capacidad de innovación de esta industria tan importante para la salud.